A unas semanas de cumplir su primer año al frente del Ayuntamiento de Jiquipilas, la presidenta municipal Blanca Yaneth Chiu López deja más sombras que luces en su administración. En un municipio que exige soluciones urgentes en seguridad, infraestructura y servicios básicos, su gobierno se ha distinguido más por la opacidad, la frivolidad y la falta de interés en dignificar a quienes arriesgan la vida por la ciudadanía: los policías municipales.

Los elementos de seguridad continúan trabajando con bajos salarios, sin prestaciones sociales dignas, con carencias en equipamiento básico y sin apoyo técnico para cumplir su función. La promesa de fortalecer la corporación quedó en el aire, mientras la alcaldesa recurre a prácticas que evidencian su desdén por la seguridad pública. Basta observar su propia publicación en redes sociales, donde agradeció a la policía municipal y a la unidad 015 por trasladarla a un evento social. En un municipio con serias necesidades de vigilancia, las patrullas no deberían convertirse en transporte personal de la edil.

La incongruencia es aún más grave si se considera que, en lugar de encabezar un gobierno austero y cercano a la gente, la presidenta municipal se presenta en actos públicos con accesorios de marcas de lujo, exhibiendo un estilo de vida distante de la realidad que viven las comunidades de Jiquipilas. Mientras “La Chula”, como ella misma se autodenomina, presume su vestimenta, el municipio se cae a pedazos por la falta de atención a sus habitantes.

Además, la lista de episodios desafortunados en su corta gestión no es menor. Desde gestos de burla hacia ciudadanos, como sacarle la lengua a una mujer en un evento comunitario, hasta la falta de transparencia en el uso de recursos públicos y en la asignación de obras de infraestructura básica, la administración de Chiu López ha quedado marcada por la frivolidad y la falta de oficio político.

La dignidad laboral de los trabajadores del Ayuntamiento, en particular de la policía municipal, debería ser prioridad para cualquier gobierno local. Sin embargo, en Jiquipilas los uniformados son utilizados como escoltas improvisados o choferes de confianza, mientras se ignora su derecho a mejores salarios, capacitación y condiciones mínimas de respeto.

El municipio no necesita alcaldes que se autoproclamen con apodos de moda ni gobernantes que confundan el poder con pasarela. Jiquipilas requiere seriedad, compromiso y transparencia. Lo que hoy muestra la administración de Blanca Yaneth Chiu López es todo lo contrario: una gestión marcada por la opacidad, el desdén hacia sus trabajadores y la frivolidad ante los problemas reales de la gente.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí