El compromiso expresado por el gobernador Eduardo Ramírez Aguilar con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU no es un simple discurso político; constituye una hoja de ruta para atender los rezagos históricos de Chiapas y construir un futuro más justo para su población.

En particular, el ODS 3: Salud y Bienestar, establece el mandato de “garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades”. Este objetivo, en un estado donde la situación es crítica, cobra un sentido de urgencia.

De acuerdo con los datos más recientes del Inegi, seis de cada diez chiapanecos carecen de acceso efectivo a servicios de salud. Esta cifra coloca a la entidad entre las más rezagadas del país, revelando no solo una debilidad estructural, sino también una deuda histórica con la población.

Las consecuencias son claras: miles de familias enfrentan enfermedades sin atención oportuna; mujeres y niños carecen de acompañamiento médico integral; comunidades enteras sobreviven con clínicas sin medicamentos ni personal suficiente.

Frente a este panorama, la apuesta del gobernador Ramírez Aguilar por alinear la política pública estatal con la agenda internacional de los ODS abre la puerta a implementar acciones emergentes y sostenibles, entre ellas:

Fortalecer los sistemas de atención primaria en comunidades rurales e indígenas.

Ampliar la cobertura de medicamentos y personal médico en clínicas locales.

Desarrollar programas integrales de nutrición y salud materno-infantil.

Impulsar campañas de prevención frente a enfermedades crónicas y emergentes.

Fomentar la cooperación con organismos internacionales para obtener recursos técnicos y financieros.

El compromiso con los ODS también envía un mensaje contundente: Chiapas no está aislado. Forma parte de una agenda global que busca reducir las desigualdades, proteger la vida y garantizar el bienestar de los pueblos.

Así, la visión de Eduardo Ramírez Aguilar se coloca en sintonía con las exigencias de la ciudadanía y con los estándares internacionales, al reconocer que sin salud, no hay desarrollo posible.

El reto es monumental, pero también lo es la oportunidad: convertir a Chiapas en un ejemplo de cómo los ODS pueden traducirse en políticas públicas tangibles que cambien la vida de la gente.

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