La Nueva ERA política de Chiapas se acompaña de un reto monumental: reconstruir la confianza entre la ciudadanía y las corporaciones policiales. No es una tarea menor. Durante décadas, la relación entre la gente y quienes portan un uniforme ha estado marcada por la desconfianza, la lejanía y, en ocasiones, el temor. Hoy, la Secretaría de Seguridad del Pueblo (SSP), bajo la dirección del doctor y piloto aviador Óscar Alberto Aparicio Avendaño, busca cambiar esa narrativa.
El programa Tu Ángel Guardián es un ejemplo concreto de que la proximidad social y el trabajo cotidiano, más allá de las cifras y los informes, son la clave para transformar percepciones. La Guardia Estatal Vial Preventiva no solo vigila carreteras: asiste a quienes lo necesitan, desde un conductor con ponchadura de neumático en Pichucalco hasta un automovilista con falla eléctrica en Socoltenango. Este tipo de acciones envían un mensaje poderoso: la policía no está únicamente para sancionar, sino también para proteger, ayudar y acompañar.
En un contexto donde las corporaciones policiales de todo el país enfrentan retos de credibilidad, la SSP de Chiapas apuesta por la cercanía y la atención directa como ejes estratégicos. No se trata solo de portar una insignia, sino de encarnar un verdadero compromiso de servicio público. Esa es la diferencia entre ser un agente que cumple un horario y ser un guardián de la tranquilidad ciudadana.
Fortalecer el vínculo entre policía y comunidad no solo reduce la percepción de inseguridad: genera cooperación, facilita la prevención del delito y construye redes de apoyo mutuo. En la medida en que las y los chiapanecos vean en la policía a un aliado y no a una amenaza, la seguridad se convertirá en un bien compartido y sostenido.
La seguridad con rostro humano no se logra en un día, pero cada auxilio, cada gesto de apoyo y cada acto de servicio sincero construyen un puente que, paso a paso, puede cerrar la brecha de desconfianza.
La Nueva ERA para Chiapas será creíble y sostenible si las corporaciones policiales mantienen esta ruta: menos discursos y más acciones que tocan de manera real la vida de las personas.
 
			 
		