La política de tasa cero impulsada por el gobierno de Eduardo Ramírez Aguilar representa una decisión estratégica sin precedentes para Chiapas. En una entidad históricamente rezagada en términos de desarrollo económico, esta medida no solo busca atraer inversión inmediata, sino sentar las bases de un modelo de crecimiento con visión de futuro, incluyente y orientado al fortalecimiento del tejido productivo local.

Jorge Zúñiga Rodríguez, representante de la Federación Nacional de Comercio (Fecanaco), ha reconocido con claridad el alcance de esta política, calificándola como un detonante para la frontera sur del país, pero también como un beneficio que irradiará a toda la geografía estatal. Tapachula se convierte así en punto de partida de una estrategia que pretende transformar la economía no solo en términos de cifras, sino en calidad de vida y estabilidad para miles de chiapanecos.

La iniciativa, respaldada por el sector empresarial, se sustenta en la convicción de que sin inversión no hay arraigo, y sin arraigo no hay desarrollo duradero. La migración masiva hacia el norte del país o incluso hacia Estados Unidos es, en parte, consecuencia de la falta de oportunidades. Una política económica inteligente, como la tasa cero, puede convertirse en una herramienta eficaz para revertir ese fenómeno estructural.

Por ello, la Fecanaco envió un documento a la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, no solo para agradecer esta medida, sino también para señalar su potencial en la contención del fenómeno migratorio en la frontera sur. Con más de 5.5 millones de negocios afiliados en el país, esta federación genera el 74 por ciento del empleo en los municipios donde tiene presencia, según cifras del IMSS, lo que le otorga legitimidad y responsabilidad en la construcción de soluciones reales.

Detrás de esta política hay una apuesta por un nuevo pacto económico entre autoridades y empresarios: confianza mutua, reglas claras, sostenibilidad y corresponsabilidad. Como lo ha señalado el liderazgo empresarial, Chiapas necesita un nuevo ciclo de inversión basado en colaboración permanente y participación activa de todos los sectores. Solo así podrá dejar atrás décadas de marginación.

Esta no es una medida aislada ni una ocurrencia electoral. Es el punto de partida para repensar el modelo de desarrollo chiapaneco con perspectiva territorial y de justicia económica. En este contexto, el papel del gobierno será clave no solo en facilitar trámites o incentivos, sino también en garantizar la seguridad, la infraestructura y el respeto al estado de derecho, sin los cuales ningún proyecto podrá sostenerse.

Chiapas tiene una nueva oportunidad histórica. Convertir la tasa cero en una plataforma de crecimiento, bienestar y arraigo será una tarea de largo aliento. Pero si la voluntad política y el compromiso empresarial se mantienen firmes, este modelo podría marcar un antes y un después en la historia económica del estado.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí