Esta semana comparecieron ante fiscales federales para nombrar a sus abogados y tener acceso a la investigación en su contra por peculado y lavado de dinero, Patricia Zúñiga y Gabriela Dutrénit, fundadora y ex coordinadora del Foro Consultivo de Ciencia y Tecnología respectivamente; se sabe, que según registros del CONACYT, durante el gobierno de Enrique Peña Nieto la asociación recibió fondos públicos federales por 320.9 millones de pesos, por los que sus ex directivos fueron señalados de presuntos malos manejos.

Al acudir a la Fiscalía General de la República, las científicas pidieron que terminen los atropellos en alusión a las investigaciones que realiza el máximo órgano de justicia en nuestro país, sobre las acusaciones que se les imputan; mientras tanto, Arturo Saldívar ministro Presidente de la Suprema Corte pidió a los científicos y académicos sujetos a la investigación de la PGR, tener confianza en la independencia y autonomía del órgano de justicia, indicando haber escuchado atentamente ya los planteamientos de los inculpados a través de sus representantes.

Independientemente del presupuesto y su aplicación, de las opresiones que el gobierno de la 4T ejerce sobre sus adversarios políticos, debe considerarse con toda atención el papel que ha jugado el Foro Consultivo de Ciencia y Tecnología, que surge a partir de la nueva Ley de Ciencia y Tecnología en 2002 como un organismo consultor del gobierno y vocero de los usuarios del sistema en temas de ciencia, tecnología e innovación; en especial, su participación en el Consejo General de Investigación Científica y Desarrollo Tecnológico encargado de regular los apoyos que el Gobierno Federal está obligado a otorgar para impulsar, fortalecer y desarrollar en materia de Ciencia, Tecnología e Investigación al país, llevando a dicho Consejo la expresión de las comunidades científica, académica, tecnológica y del sector productivo, para la formulación de propuestas en materia de políticas y programas de investigación científica y tecnológica.

De acuerdo a la Ley de Ciencia y Tecnología, el Foro Consultivo de Ciencia y Tecnología tiene tres funciones sustantivas: fungir como organismo asesor autónomo y permanente del Poder Ejecutivo, ser un órgano de expresión y comunicación de los usuarios del sistema de ciencia, tecnología e innovación y hacer uso de distintos medios para la comunicación y difusión del Sistema de Ciencia y Tecnología; sus funciones, dejan entrever la capacidad manifiesta del gobierno mexicano, para ocuparse del desarrollo del conocimiento y la investigación, que redunda en una difusa autosuficiencia. Esto sin duda nos muestra algo verdaderamente increíble, como alguien dice por ahí: que México exporte petróleo e importe gasolina, cuando el país tendría que estar exportando ese combustible.

Entre la población, poco o nada sabe sobre las tareas de investigación que la comunidad científica desarrolla dentro y fuera del territorio nacional; y es que la ciencia, no solamente se ha visto limitada en la aplicación de los resultados de la indagación, sino además en la masificación de los proyectos que se planean para abordar los temas problematizados. Lo que sin duda muestra una realidad y se ha convertido en una exigencia histórica, es la asignación de presupuesto para la ciencia en nuestro país y la aplicación de políticas en la materia que beneficien a las instituciones e investigadores.

Hace diez años, el mexicano Arturo Álvarez-Bulla ganador del premio Príncipe de Asturias por sus investigaciones sobre regeneración neuronal, dijo que México “siempre ha vacilado en cuanto a su inversión a la ciencia”, que por un lado tiene grandes científicos con grandes instituciones, pero “no ha dado ese empuje decidido para decir que la ciencia es una prioridad para el país.” Ahora que al parecer la ciencia ha tenido el aliento que requiere, resulta que algo anda mal.

Sin embargo, lo verdaderamente preocupante es que lejos de que el sistema público de investigación se esté imbuyendo de una política de Estado, de una verdadera estrategia, hoy está sumido en un encuentro desafortunado y controversial con la justicia; es lamentable, que mientras los países avanzados, los que forman la primera docena, tienen un enorme desarrollo científico, nuestro país divague en simples proyectos y en dirimir controversias legales. Porque definitivamente, sin ciencia en México no habrá desarrollo y nunca lograremos ser un país que verdaderamente influya en las grandes decisiones; esperemos, que las indagaciones y la resolución de la Corte sean, para alcanzar mejores resultados.

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