Por Pascual Yuing

No es de extrañarse, que la recogida y la gestión de residuos sea un problema candente en todas partes del mundo, porque son servicios públicos esenciales para todas las comunidades, así como necesarios para la protección de la salud pública y el medio ambiente; cuando son deficientes o fracasan, los habitantes sufren malas condiciones de vida, pero si además no mejora las condiciones de los trabajadores, el mal es peor.

Esto es lo que sucede en San Cristóbal de las Casas, donde la ciudadanía ha empezado a inquietarse debido a las interrupciones del servicio de recolección y limpieza por parte de los trabajadores, quienes le exigen al Ayuntamiento que cumpla con las prestaciones que por derecho les corresponde. Como nunca antes, la Ciudad se ha convertido en un riesgo para la salud pública y el medio ambiente, al grado que el Comité de Consulta y Participación Ciudadana tuvo que mediar para que personal de la Dirección de Limpia Municipal adheridos al Sindicato reanudaran la recolección de residuos sólidos, quienes aceptaron seguir trabajando bajo protesta y esperando un acercamiento con las autoridades municipales para buscar una solución.

Dentro de los actuales marcos políticos mundiales, los servicios de gestión de residuos ocupan un lugar destacado en los indicadores y las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible; también figuran, en los compromisos transformadores asumidos por los Estados miembros de la ONU; pero es sorprendente observar, como las mujeres y los hombres que se entregan diariamente a esta labor, los trabajadores públicos municipales e incluso privados o informales suelen ser invisibles, simplemente porque no están reconocidos y a menudo no son escuchados.

¿Sabremos que los trabajos como la recolección de basura figuran entre los más duros y peligrosos del mundo? Los trabajadores de limpia mantienen las comunidades y el medio ambiente seguros y limpios, recuperan materiales para el beneficio de todos, muchas veces jugándose su propia salud física y mental; corren diariamente el riesgo de cortarse accidentalmente, contaminarse con residuos biológicos y médicos, envenenarse por sustancias químicas y metales pesados, ser mordidos por animales e insectos, tener lesiones ergonómicas (riesgos de trabajo) y musculo esqueléticas, tener accidentes letales e invalidantes debido al tráfico, a las caídas del camión de recolección y al aplastamiento durante la fase de compactación. Más le podemos agregar, la falta de personal, de maquinaria y su mantenimiento, de equipo de protección, de instalaciones sanitarias y de formación en materia de salud y seguridad, lo que muestra con mayor claridad que este oficio no ha sido lo suficientemente valorado ni apoyado.

Las condiciones de trabajo, la precariedad y los graves riesgos para la salud a los que se enfrentan los recolectores de basura en San Cristóbal no es casualidad, evidencia la miseria en que viven y la negación de sus derechos laborales, aunado al estrés por la carga de trabajo, la violencia de los usuarios de los servicios y la delincuencia callejera que empieza a volverlos vulnerables, especialmente a las mujeres que también realizan estas actividades.

Sería muy justo devolverles el rostro, la dignidad y unas condiciones de trabajo dignas, buscando formas cooperativas y complementarias en la cadena de gestión de residuos, aunando fuerzas y solidarizándose en favor del trabajo digno en todas las áreas de la industria de residuos, al tiempo que se promueve un servicio público de calidad que funcione en el interés común. Los trabajadores deben ser considerados aliados prominentes en el establecimiento y la aplicación de planes exitosos de gestión integrada de residuos municipales y en el cumplimiento de las promesas de la economía circular; sus empleadores, deben entablar con ellos el diálogo y la negociación colectiva de forma constructiva, porque pueden ser asombrosos embajadores de la sostenibilidad y ofrecer educación práctica sobre la reducción, la reutilización y el reciclaje de residuos en las comunidades locales, escuelas e instituciones.

Es fundamental, que el Ayuntamiento de San Cristóbal siga manteniendo el servicio de gestión de residuos en manos públicas, asegurando un flujo sostenible de financiación para los servicios de gestión de residuos y la coherencia de las políticas a través de los diferentes niveles de gobierno; que aproveche además, la economía circular para crear empleo de calidad y hacer que los trabajadores informales del sector transicionen a la formalidad, elaborando un plan municipal de gestión de residuos que incluya a todas las partes interesadas en la cadena de residuos. Pero sobre todo es prioritario, que garantice los derechos laborales de los trabajadores de residuos, valorando su profesión; porque de otra manera, continuarán las malas condiciones de vida en la Ciudad, que urgentemente reclama una gestión sostenible de residuos sólidos.

 

 

 

 

 

 

 

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