La paz es la salida a todas las crisis actuales y, sin embargo, es lo que más nos falta, afirmó hace algunas semanas António Guterres, Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Ésta dependencia publicó en su portal de noticias, que el titular de la ONU hace una “loa a la paz”, en un mundo que está en guerra consigo mismo, refiriéndose no sólo a los conflictos bélicos, las tensiones políticas y la polarización, sino al que tenemos contra la naturaleza y en la que los peor parados son los civiles.

La paz es la pieza que falta, dijo a inicios del mes pasado el Secretario de la ONU, al dirigirse a la Asamblea General con una lista de áreas prioritarias de acción. Mientras que en todo el mundo los conflictos arrecian, las divisiones geopolíticas crecen, la polarización se profundiza, los derechos humanos son pisoteados, las desigualdades estallan y nos burlamos de la naturaleza mientras persigue su adicción a los combustibles fósiles.

Llama la atención, que aún cuando Guterres reconoce que la Organización de las Naciones Unidas se fundó en la búsqueda de la paz y que ésta sigue siendo su razón de ser, también advierte que al escudriñar el paisaje del mundo actual, lo que falta de forma más dramática es precisamente la paz.

Y es que desde el conflicto de Gaza a la guerra contra el medio ambiente, pasando por la lucha contra la desinformación tóxica y la incitación al odio o la creación de prácticas sostenibles e integradoras, la paz es el hilo que teje el tejido común del mundo. Por eso Guterres asegura, que la paz es la salida a estas crisis interrelacionadas, un grito de guerra y una llamada a la acción que esboza un camino a seguir para alcanzar objetivos comunes, que a pesar de los tiempos turbulentos ofrecen razones para la esperanza.

En este contexto de crisis mundial y de búsqueda de la paz, nos encontramos frente al proceso electoral en México, que sin duda se ve influenciado de diversas formas pero sin mayor énfasis en propuestas de políticas públicas, donde se generen iniciativas orientadas a la resolución de los graves riesgos que vive la humanidad, como el cambio climático, la explosión demográfica, la pobreza extrema y los grandes problemas globales.

Por eso, los partidos políticos y candidatos deberían centrarse en presentar su plataforma electoral, con programas que aborden temas como la pandemia, el cambio climático, la desigualdad económica y social, entre otros; con el objetivo, de mostrar su compromiso con la construcción de un mundo más justo y pacífico.

Porque en este contexto de crisis y búsqueda de paz, es realmente fundamental que se promueva el diálogo y la concertación entre los diferentes actores políticos, con el fin de construir acuerdos que permitan enfrentar los desafíos que enfrenta el país de manera conjunta y pacífica, para garantizar la transparencia como la legitimidad de las elecciones y así contribuir a fortalecer la confianza de la ciudadanía en los resultados electorales.

Si el proceso electoral en México se desarrolla con un mayor enfoque en la presentación de propuestas orientadas a la resolución de problemas globales, es probable poder atraer incluso la participación de organismos internacionales en la observación del proceso electoral y que exista un mayor énfasis en el diálogo y la concertación entre los actores políticos. A través, del más esencial de los empeños humanos, que es unirnos por la paz y los conflictos actuales a los que nos enfrentamos.

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