Con la seriedad que solo se necesita para hablar frente a la ONU, el flamante canciller de la 4T, Juan Manuel de la Fuente, ha dicho —sin sonrojarse ni tropezar con su lengua— que México propone que su ideología sea la base de un nuevo orden mundial. Así, con todas sus letras: que la mismísima Cuarta Transformación sea el molde universal del porvenir humano. Uno escucha eso y lo único que viene a la mente es la voz nasal de Chava Flores preguntando: “¿A qué le tiras cuando sueñas mexicano?”

Porque mientras aquí abajo los tratados internacionales se acumulan como macetas sin riego —véase el caso Ayotzinapa, el T-MEC ambiental, las recomendaciones de la ONU sobre migrantes y periodistas, o el vergonzoso desdén a la Convención contra la Tortura—, allá arriba, en los cielos de la diplomacia multilateral, el canciller se ilusiona con que el planeta entero adopte los principios de la 4T como si fueran los Diez Mandamientos del siglo XXI.

Quizá a eso se refería la 4T cuando hablaba de “austeridad republicana”: dejar de cumplir compromisos internacionales para ahorrar saliva y papel. O cuando prometía “no mentir, no robar y no traicionar”, pero aplicando únicamente a los discursos de exportación, no a la política interna, donde el INAI agoniza, los periodistas caen, los militares crecen y los datos oficiales se maquillan con más esmero que influencer en TikTok.

Que la ONU nos mire como ejemplo de justicia social suena más a stand-up que a política exterior. Si el nuevo orden mundial sigue el ejemplo del Tren Maya —impuesto, cuestionado, deforestado y bendecido al mismo tiempo—, mejor vayamos alistando nuestras hamacas para la era del desorden con sello nacional.

Volviendo a Chava Flores, quizá habría que actualizar su canción:

¿A qué le tiras cuando hablas, canciller, si aquí los derechos humanos no los puedes ni leer? ¿A qué le tiras soñando tan alto, si en casa el gobierno se enreda en su propio asfalto?

Así vamos, construyendo sueños de exportación mientras aquí no se respeta ni la Constitución. Pero eso sí, que el mundo tome nota: la 4T no solo quiere transformar México… también quiere transformar la realidad. Aunque empiece por negarla.

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