Es lo que hay
El momento ha llegado y luego de más falsas alarmas que novia diciendo tres meses seguidos que no le ha bajado y a la semana que sí, el tiempo formal de campañas para la presidencia ha iniciado.
Y algo que debe entender la gente es que de las tres opciones (cof cof dos, realmente, cofo cof) que tenemos, es de dónde debe salir quien despache sobre los deberes de nuestro terruño, paraíso del maíz, la licuachela y los miércoles de promoción de pollo y medio pagando uno. No hay más.
Y por más que le busquen, se quejen y mienten madres, el sistema político-electoral partidista nos ha llevado a lo que tenemos, llegaron los que están y ahora la decisión recaerá completamente en nosotros, los ciudadanos.
Para algunos, será la primera vez que usen la credencial del INE para algo más que comprar Tonayan en la tiendita, para otros, será una nueva oportunidad de, en su parecer, escoger lo que consideren mejor o menos peor para el país en los siguientes años.
Así, de entre las opciones, tenemos al candidato que nada más hará bulto y a pesar de que diga que es la nueva política y se ponga unos tenis coquetos, su principal misión, irónicamente, no será buscar el triunfo electoral, sino conseguir los votos necesarios para que su partido no pierda el registro nacional y seguir viviendo de las prerrogativas presupuestales, aunque parezca algo complicado debido a su nulo carisma.
Por otro lado, tenemos a la candidata del oficialismo, con todo el varo que el gobierno pueda desviar hacia su campaña, con un aparato propagandístico que se ha ido cocinando desde hace 5 años, pero con el peso de ser la encargada de darle continuidad a un proyecto político, que según SUS datos (los cuales jamás han mostrado, ni han dicho cuál es su metodología de obtención), funciona a las mil maravillas, mientras los datos oficiales de órganos como el INEGI, dan cuenta de sus fallos, sumado a la sombra de escándalos de corrupción, transgresión de las leyes, tragedias y una notoria sumisión a la figura de su líder político.
Y por último la opción de la oposición, donde tampoco son unos santos, quienes hace un año estaban prácticamente en la lona, sin esperanza alguna para hacer frente a la aplanadora oficialista, pero corriendo con la suerte de que su ahora candidata saltara con todo y huipiles a la arena de la elección gracias a un desdén presidencial, lo cual le bastó para crear un fenómeno mediático que la catapultó y logró en dos meses lo que nadie más pudo en los casi 5 años de gobierno morenista en ese entonces. Pero decía yo que no todo es tranquilo por este lado, ya que debe de cargar con el peso de ser la abanderada de los partidos de siempre, de su pasado, de su historia, la misma historia que los llevó a la derrota en 2018 y en donde estamos viendo una sinergia partidista que quienes ya no producimos tanto colágeno no nos imaginamos posible, pero que es.
Que una es una calca del presidente, que la otra no pronuncia bien la “R”, que el otro se empeda con sus cuates en un palco de estadio, que a una será la marioneta de otro, que la otra tiene los dientes chuecos, que el otro no es más que mera comparsa, descalificaciones, escándalos, videos en redes sociales y varios ridículos son los que veremos de aquí en adelante y en medio de todo esto, nosotros, viendo todo el espectáculo con hartazgo, pero con mucho morbo por ver lo que pueden hacer con tal de hacerse de nuestro voto.
Y sí, nos estaremos quejando, nos chocaremos de ver su imagen en todos lados y escuchar sus voces en cuanto spot nos podamos imaginar, nos llegaran videos hasta nuestros celulares, veremos sus publicaciones en nuestros muros de Facebook y sus fotos en nuestro Instagram junto a las imágenes de nalgonas brasileñas o de memes de gatitos (bendito algoritmo), pero a fin de cuentas, el 2 de junio deberemos tomar una decisión y lo que debemos entender todos, es que por más que mentemos madres y los queramos pendejear en nuestros adentros o lo externemos, iremos a las urnas para escoger una de las opciones que tenemos y pues sí, es lo que hay.
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