Lejos de Dinamarca
A esas alturas, la promesa de López Obrador de que tendremos un sistema de salud como el de Dinamarca tiene más repeticiones que la novela de Betty “La Fea”.
Y es que ya se ha perdido la cuenta de la cantidad de ocasiones, ya sea en sus conferencias mamaderas, en cualquier acto en plaza de pueblo o uno de sus mil informes, en que el presidente lo ha dicho y ha empeñado su palabra más veces que una tía empeñando su medallita de la virgen en el Monte de Piedad, en que sería realidad.
Prometer no cuesta, pero cumplir sí y en su afán de lograr esta labor titánica de hacer realidad una más de sus ocurrencias, pensando que gobernar no tiene gran ciencia, quien ha terminado por pagar las consecuencias no han sido otros que “el pueblo bueno”, como así le llama.
Con la idea de tener SU sistema de salud, despedorró el Seguro Popular que venía funcionando desde hace tres sexenios, utilizando el mismo esquema para desaparecer otros tantos programas de políticas públicas que no le parecían: decir que había corrupción sin mostrar una sola evidencia de ello, desaparecerlo por sus huevos sin tener una opción alternativa que cubriera las funciones que venía realizando y crear un desastre, lo cual sucedió con la implementación del ya extinto INSABI, que su gobierno creó y que terminó absorbido por el ya de por sí fregadísimo IMSS, del cual la gran mayoría de nosotros nos quejamos y burlamos. Y seamos realistas, sabemos que el Seguro Popular no era perfecto, pero sí era perfectible, solventaba mucha atención de quienes no contaban con un servicio de seguridad social, pero la cosa era demostrar quién era el patrón ahora.
Y es tan fácil abrir el hocico, que medir las consecuencias no importa y más si a quien se los dice no tiene idea de la magnitud de lo que escucha. Decir que sería “como Dinamarca” es jugar con la idea del primer mundo, de un país que tiene reyes, aunque ahí también hay problemas y personas jodidísimas, como en todas partes, pero en el colectivo se tiene la idea de que si está en Europa, todo es glamour y puro uh la-lá, así que la gente no concibe que en términos de economía, comparar a México, con más de 126 millones de pelados, con un país más chico que Sonora y con una población de menos de 6 millones de habitantes es una mensada.
Y no hay que ser un magazo en el uso del trinomio cuadrado perfecto para saber que resulta más fácil abarcar con servicios de salud a una población mucho menor de gente con un gobierno que realiza una eficiente y notoria administración de los impuestos, que cubrir toda la geografía mexicana con los vicios políticos y administrativos que ya conocemos en nuestro changarro y cada vez con más recortes en el presupuesto de salud en contraparte a la gran inversión en cosas como trenes mayas y refinerías.
Nos bastaron meses de pandemia para que las deficiencias e ineptitud de este gobierno en temas de salud quedaran exhibidas, recomendaciones sanitarias torpes, su burocracia, hospitales descascareados, sin materiales para curación, techos con hoyos, falta de infraestructura en general, lo cual sumó al oootro gran problema que ha sido la falta de medicamentos, algunos básicos y otros más especializados, como los tratamientos para VIH o para el cáncer, lo cual ha sido el más mediático y ante lo cual ya el mismo presidente ha tenido hasta el descaro de decir que es mentira y que casi casi los niños se mueren de cáncer para afectar a su gobierno, golpistas ellos.
Y mención aparte merece la gran idea de la creación de la “Megafarmacia del Bienestar” en donde “habrán todos los medicamentos del mundo” en palabras de nuestro cabecita de Popocatépetl, porque resulta más fácil poner medicinas en una bodega en medio de la nada, para llevarla a donde se necesite, que distribuir los medicamentos directamente en los ya existentes almacenes de gobierno en cada uno de los estados. Tontos nosotros ¿verdad?
Y así nos la podemos ir llevando, con una promesa que desde hace 5 años ha ido pasando del “para diciembre de este año”, al “para el año siguiente”, hasta quedar en “antes de que termine mi gobierno” y mientras la verborrea política continúa, miles de personas siguen batallando cotidianamente para salvaguardar su salud de las formas que tienen a su alcance.
Así, en el ocaso de un sexenio más, pero uno muy particular, podemos afirmar que la idea de que tengamos en México un sistema de salud de calidad nos queda muy muy lejos, tan lejos como Dinamarca.
FB: El Doogie Olivares
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