De acuerdo con los últimos datos de la OMS, tres de cada diez mujeres en edad reproductiva (30.7 %) padecen anemia, cifra que asciende a 35.5 % en mujeres embarazadas. La situación es aún más crítica en la infancia: casi el 40 % de los menores de cinco años viven con esta condición, lo que compromete su desarrollo físico y cognitivo

Chiapas Observa/Staff.- La Organización Mundial de la Salud (OMS) confirmó que la meta global de reducir en un 50 % la prevalencia de la anemia para 2025 está lejos de cumplirse. El organismo internacional advirtió que la lucha contra este problema de salud pública se encuentra estancada y que, de no acelerar las acciones, sus consecuencias seguirán afectando a millones de mujeres y niños en todo el mundo.

De acuerdo con los últimos datos de la OMS, tres de cada diez mujeres en edad reproductiva (30.7 %) padecen anemia, cifra que asciende a 35.5 % en mujeres embarazadas. La situación es aún más crítica en la infancia: casi el 40 % de los menores de cinco años viven con esta condición, lo que compromete su desarrollo físico y cognitivo.

La anemia, causada principalmente por deficiencia de hierro pero también por falta de vitamina B12, ácido fólico, enfermedades crónicas, embarazos y condiciones hereditarias, tiene efectos duraderos. En niños, puede provocar retraso en el aprendizaje, menor rendimiento escolar y limitaciones en el desarrollo motor. En mujeres, eleva el riesgo de complicaciones durante el embarazo y el parto.

Más allá del impacto en la salud individual, la anemia representa un freno para el desarrollo económico y social, al reducir la productividad laboral y aumentar los costos de atención médica. Para la OMS, se trata de un desafío intergeneracional: sin intervención, los efectos se transmiten a las siguientes generaciones, perpetuando ciclos de pobreza y vulnerabilidad.

La Asamblea Mundial de la Salud había fijado como meta reducir la anemia a la mitad en mujeres de 15 a 49 años para 2025. Sin embargo, el organismo reconoce que no existe el ritmo necesario de avance. Por ello, se propone extender el plazo hasta 2030, en concordancia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas.

La OMS atribuye este rezago a fallas en la implementación de políticas nutricionales, financiamiento insuficiente y desigualdades persistentes, particularmente en regiones de ingresos bajos y medios donde los programas de suplementación o fortificación alimentaria no han tenido un alcance suficiente.

Mejorar la medición y el diagnóstico, con herramientas estandarizadas como el Micronutrient Survey Analyser, que facilita la comparación de datos entre países.

Reforzar estrategias nacionales de nutrición, garantizando alimentos fortificados y acceso a suplementos de hierro y ácido fólico.

Abordar causas múltiples, incluyendo infecciones, enfermedades crónicas y condiciones sociales que agravan la prevalencia.

Fortalecer la cooperación internacional, para no relegar a las poblaciones más vulnerables en países con menos recurso.

La OMS subraya que la anemia no es solo un problema médico, sino también un asunto de equidad. Combatirla implica garantizar que las mujeres y los niños —los más afectados— tengan acceso a una nutrición adecuada y a servicios de salud oportunos.

Mientras el plazo de 2025 se agota, la comunidad internacional enfrenta el reto de recuperar el tiempo perdido y acelerar los esfuerzos rumbo a 2030, evitando que millones de personas sigan condenadas a los efectos silenciosos pero devastadores de la anemia.

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