Las acciones contemplan el rescate y conserva de una de las especies más representativas de la región; el árbol de huacal, de donde proviene el gentilicio “huacaleros”

Esta campaña cobra especial relevancia: no solo busca recuperar la biodiversidad, sino también reconstruir el tejido simbólico y comunitario de Tapachula

Chiapas Observa/Staff.- La campaña de reforestación encabezada por el gobernador Eduardo Ramírez Aguilar en Tapachula no es solo una acción ambiental, sino una iniciativa profundamente simbólica y estratégica. Al poner en marcha este programa, el mandatario apela a la identidad cultural y ecológica del municipio, rescatando una de sus especies más representativas: el árbol de huacal, de donde proviene el gentilicio “huacaleros”, utilizado para referirse con orgullo a los habitantes de esta ciudad chiapaneca.

En el contexto de una ciudad que ha experimentado crecimiento urbano acelerado, desplazamiento de comunidades rurales y pérdida de cobertura vegetal, esta campaña cobra especial relevancia. No solo busca recuperar la biodiversidad, sino también reconstruir el tejido simbólico y comunitario de Tapachula. Convertir antiguos espacios abandonados, como las vías ferroviarias, en corredores verdes es una forma de resignificar el territorio y sanar cicatrices históricas del abandono urbano.

La participación de actores clave como la Secretaría de Medio Ambiente, el municipio, legisladores locales y federales, así como organismos internacionales como Unicef, revela que esta campaña forma parte de una agenda de desarrollo sostenible más amplia, alineada con políticas públicas de resiliencia, combate al cambio climático y fortalecimiento del sentido de pertenencia local.

Además, el uso de especies nativas como primavera, matilisguate, sospó y pochota refuerza la idea de un reverdecimiento con identidad, no basado en árboles decorativos sin arraigo, sino en especies que dialogan con la memoria colectiva, la historia del lugar y su vocación ecológica.

En suma, esta acción va más allá de la siembra de árboles: es una apuesta política, cultural y ambiental por revalorizar a Tapachula como ciudad verde, resiliente y orgullosa de sus raíces. También es una señal del tipo de liderazgo que Ramírez Aguilar desea proyectar: integrador, ecológico y profundamente vinculado con la identidad del territorio.

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