Este atentado no solo expone la crisis de violencia en la región fronteriza de Tabasco, sino también la vulnerabilidad de las instituciones públicas frente al crimen organizado

Chiapas Observa/Agencias.- El brutal ataque armado registrado en el Hospital General de Tenosique, Tabasco, ha estremecido a la opinión pública por su nivel de violencia, saña e impunidad. Un comando ingresó de manera violenta a las instalaciones médicas para rematar a dos personas que habían sido previamente atacadas cerca de la finca Petunia. Lo que debía ser un espacio de atención y resguardo se convirtió en escenario de ejecución.

Los hechos se desarrollaron en la sala de urgencias, ante la mirada atónita de pacientes, enfermeras y médicos. Según los primeros reportes, los sicarios ingresaron con información precisa sobre los heridos y los ejecutaron sin mayor resistencia, aprovechando el caos y la falta de seguridad hospitalaria. En medio del ataque, una trabajadora social que habría intentado intervenir fue también asesinada, sumando una víctima más a este acto de barbarie.

Este atentado no solo expone la crisis de violencia en la región fronteriza de Tabasco, sino también la vulnerabilidad de las instituciones públicas frente al crimen organizado. El ingreso de un comando armado a un hospital no solo representa una falla de seguridad, sino una transgresión brutal al principio humanitario más básico: respetar la vida en los espacios de salud.

Tenosique, una zona históricamente marcada por el tránsito migrante y el abandono institucional, enfrenta ahora una nueva dimensión del terror, donde ni siquiera los hospitales son territorios seguros. En los últimos años, la región ha sido punto de paso para redes de tráfico de personas, drogas y armas, generando una espiral de violencia que no ha encontrado respuesta efectiva por parte de los tres niveles de gobierno.

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