El trágico hallazgo del cuerpo de una joven sin vida que había sido reportada como desaparecida por sus familiares, vuelve a poner bajo la lupa el papel de las autoridades locales del municipio de Tila, encabezadas por el alcalde Neiser Hernández, hijo de uno de los líderes fundadores del grupo paramilitar, «Desarrollo, Paz y Justicia».
El cuerpo fue localizado en terrenos baldíos de la comunidad Nueva Esperanza, luego de que personas que pasaban por el lugar dieron aviso a las autoridades tradicionales.
Los familiares informaron que la joven había salido de su hogar y no regresó, lo que los llevó a alertar a las autoridades municipales que desestimaron la relevancia del caso e incurrieron en una vergonzosa omisión a los debidos protocolos.
En un exceso de cinismo, el gobierno que encabeza Neiser Hernández, ha promovido la versión de un presunto suicidio, pasando por encima de la propia ley que indicada que toda muerte violenta de una mujer debe ser investigada como feminicidio y con perspectiva de género, cosa que el heredero del paramilitarismo evidentemente ignora.
Una evidencia más de que las violaciones a los derechos humanos en Tila siguen siendo el pan de cada día.
Es fundamental que las autoridades estatales y federales actúen para garantizar la protección y promoción de los derechos humanos en este municipio azotado por el cacicazgo, la violencia y la marginación.
No debe olvidarse que Tila es uno de los municipios más pobres de Chiapas, con altos índices de extrema pobreza y con un grupo de saqueadores incrustado en el poder desde por lo menos 15 años.
La región ha experimentado un aumento en la violencia y la delincuencia, incluyendo secuestros, asesinatos y robos.
Debido a la violencia y la pobreza, muchos habitantes de Tila han sido desplazados de sus hogares y comunidades, muchas de estas carecen de acceso a servicios básicos como agua potable, electricidad, educación y salud; con una población indígena cho’l mayoritaria que se enfrenta a la discriminación y exclusión en la sociedad, lo que limita su acceso a oportunidades y servicios.
A esto es suman problemas de salud pública, incluyendo la falta de acceso a servicios de salud, la malnutrición y la propagación de enfermedades, y la persistente incursión de grupos ligados a actividades paramilitares y delincuenciales con los cuales, las autoridades municipales pululan para mantener el control de la población y la continuidad de sus negocios, particularmente el de empresas constructoras privilegiadas conla obra pública.