Culpables
Hay que dejar en claro que ni Claudia, ni Andrés Manuel, ni Xóchitl, ni siquiera Máynez, Máynez, Máaayneeez, tienen culpa alguna de la aplastante victoria morenista en las pasadas elecciones.
Seamos realistas, la 4T jugó a lo que tooodooos sabíamos que jugaría, con un presidente metidísimo en el proceso electoral, haciendo campaña desde su primer día de mandato vía sus “mañaneras”, valiéndole madre la de por sí laxa legislación electoral, la cual no pasa de meros apercibimientos en caso de ir en contra de ella y ningún castigo serio, construyendo una narrativa demagógica de su lucha contra el viejo régimen y que su movimiento es en defensa del pueblo, cosa en la que el cabecita de algodón es un maestro, resbalándose cual mojarra de los escándalos de corrupción de su familia y gobierno que todos vimos y el brutal gasto en programas sociales, que si bien han ayudado a muchas personas de escasos recursos, sabemos de su influencia sugestiva para la consecución de votos. Así la pensó y así la trabajó.
La Dra Cheeeinbaum, no hizo más que lo necesario, administrar la ventaja que le brindaba todo el aparato oficialista, haciendo campaña como debía y siguiendo las indicaciones que le daban. Ella cumplió con lo que debía cumplir, así, simplemente.
Máynez realizó un buen papel como bateador emergente en una campaña diseñada para Samuel García, haciéndola de esquirol, quitando algunos votos a la oposición y consiguiendo lo necesario para que Movimiento Ciudadano mantuviera su registro, que Dante Delgado siga viviendo de las prerrogativas y dando pie a que tengamos otra vez a Yuawi echándose otro rolón en el siguiente proceso electoral.
El tema es la oposición, donde insisto, Xóchitl Gálvez tampoco es culpable de tan estrepitosa derrota, la señora fue una revelación convirtiéndose en candidata presidencial en un lapso de 3 meses luego del desdén de López Obrador para darle derecho de réplica en la mañanera, la doña por ella misma lo hizo muy bien (aunque sí tuvo algunos tropiezos) haciendo señalamientos, asestando buenos golpes, aunque no contundentes y en algún momento metiéndole freno a los partidos políticos que conformaron la coalición que la abanderó. Y es aquí donde está el punto delicado.
Si debemos de encontrar culpables para los resultados de esta elección, los podemos hallar precisamente en los institutos políticos de oposición, los cuales prácticamente tenían NADA luego de la derrota de 2018, con dirigentes partidistas de lo más asqueroso, que en algún momento hasta se doblaron para apoyar la iniciativa de la Guardia Nacional del presidente, que creyeron que con el levantón que tuvieron en las elecciones intermedias de 2021 podían dar el gran golpe en este 2024, pero sin establecer una figura que resaltara para representarlos, ya que si bien tuvimos una interesante Kenia López Rabadán o una Lilly Téllez que abandonó el barco morenista y comenzó a despuntar como posible presidenciable, los partidos se la pasaron tragando tanto chorizo, que fue la propia sociedad civil la que al notar esto,se comenzó a movilizar en lo denominado como el Frente Cívico Nacional, evolucionado después en la denominada Marea Rosa, que fue creciendo, incubándose a la espera de arropar a la figura que fuera designada para hacer frente al oficialismo, mientras, insisto, los partidos estaban metidos más en sus grillas internas, que en las definiciones rumbo a la carrera presidencial, a la cual llegaron tarde, pero alcanzaron a colgarse.
Una oposición más preocupada por la subsistencia de sus cabezas partidistas que por la construcción de una candidatura y coalición fuerte, a la que aportaron solamente a los personajes y nombres de siempre, a los cuales el presidente ya había etiquetado como “los de antes”, casi como seres malignos ante sus seguidores y la prueba está en ver como personajes como “Alito” Moreno y Marko Cortés se dispondrán a convertirse en legisladores plurinominales, salvándose ellos y dejando tanto al PRI como al PAN en la total precariedad.
Una oposición que no fue capaz de crear una narrativa de confronta desde el inicio del sexenio, mareados todavía por el apendejamiento de la derrota en 2018 y de la cual parece que no se repusieron, mostrando incapacidad para hacerle frente a la cotidiana verborrea que salía de Palacio Nacional con mensajes que permearan y buscaran su redención ante el electorado, una necesaria reinvención de ellos mismos que no llegó.
Una oposición que permitió que el electorado prefiriera continuar con un régimen caracterizado por militarización, gasto excesivo, ineptitud, violencia, y corrupción, ahora con una aplastante mayoría legislativa para que la primera mujer presidente de México (cosa que se aplaude, eso sí) tenga carta abierta para hacer lo que quiera con este país, para bien o para mal. ¿Pues así como pretendían ganar?
Tal vez muchos no estén de acuerdo con los resultados de la elección, haya sido como haya sido, la mayoría ha elegido lo que eligió y eso es lo que hay que respetar, todos vamos juntos en este barco y todos queremos que llegue a buen puerto, ya el tiempo dirá si se logró o se naufragó, pero a los culpables, ya saben en dónde encontrarlos.
FB: El Doogie Olivares
X: @eldoogie
Escucha nuestro podcast en Spotify: