Hay un montón de eslabones rotos en el proceso de justicia que los conocen mejor los que se dedican al “sicariato” que las propias autoridades para impedir que esto siga sucediendo, concluye la articulista Maite Azuela al hablar sobre el sicariato, y cómo se ha convertido en un negocio muy bien estructurado; a propósito de las declaraciones de “El Bart” a la activista Saskia Niño de Rivera, sicario responsable del intento de homicidio del periodista Ciro Gómez Leyva, en las que aseguró que creyó que el crimen quedaría impune.
Por lo que el periodista de El Gran Diario de México, David Fuentes, entrevistó a un hombre que es el enlace o quien organiza los ataques, consigue gente, proporciona abogados en caso de ser detenidos y quien asegura que continuará en el negocio hasta que «le caiga la voladora», hasta que sea asesinado; en pocas palabras, un promotor del sicariato, publicó El Universal. El reportero especializado en la fuente policíaca, explicó que con base en las investigaciones periodísticas hechas, se han dado cuenta que quienes cometen el asesinato tienen una estructura, hay un seguimiento, una ruta de escape y hay una planeación.
Según el relato de un sicario a El Universal, cada objetivo tiene un porqué y un precio, le ponen una ‘campanita’, un seguimiento; pero, no siempre va el mismo, a veces van en carro, otras en moto, van primero unos, ‘pican la uva’ o dejan la ‘campanita’, checan los horarios y cada organización trabaja de manera diferente. “Si te ponen cola, es porque algo te van a hacer. Si traes el culo cagado y sales a lo güey, no te agravies. Ya sabes que si debes una feria, si te pasaste de verga con algo o que te robaste algo y no repartiste, va a valer madre».
De acuerdo con lo que contó el sicario, para la preparación de un asesinato se ocupa a varias personas, con distinta ropa y vehículos con los que vigila, estudia e informa sobre los movimientos de la víctima. Y que cuando las autoridades realizan la investigación o el seguimiento de las cámaras, a veces, no se detiene a los asesinos materiales, ni es el vehículo o sencillamente no hay un arma homicida. «Muchas veces ni son, a veces, sólo son los halcones, quizá participaron, pero no son quienes le jalan, Chana no conoce a Juana, ni Pedro a Abraham, cuando uno ve esos pinches pedos se caga de la risa», dijo el asesino a sueldo.
Según el sapo es la pedrada, declaró el sicario. «Se le paga al que va, a quien trajo el trabajo, al que va a poner la campana, al que va a ejecutar la chamba y al que los va a sacar», explicó. Además aseguró, que cuando no se logra detener a los sicarios seguramente la policía recibió «su quinceañera» para que no intervenga.
El periodista David Fuentes explicó que según sus fuentes los precios dependen del grado de riesgo y oscilan entre los 500 mil pesos hasta el millón de pesos. Mientras que un homicidio por cuestiones familiares, de herencia o de una relación sentimental van desde 5 mil a los 20 mil pesos.
El problema de la violencia en México es que cualquier persona con una necesidad puede convertirse en sicario, concluyeron los periodistas. En la actualidad, y de acuerdo con lo narrado con el informante, son «morros que les late la droga, les vale su familia, no miden las consecuencias, en su mayoría morros”. Por eso Mayte Azuela finaliza diciendo, que la sensación de vulnerabilidad que nos queda es amplísima.
Estas circunstancias reflejan las dificultades estructurales que existen en la prevención de este tipo de actividades ilícitas y pone de manifiesto la falta de oportunidades y recursos para prevenir la realización de estos actos violentos; evidencian, una clara falla institucional en la protección de los ciudadanos ante estas actividades delictivas. Y subraya la importancia de fortalecer el sistema judicial y de seguridad para combatir eficazmente el crimen organizado. Se destaca, la urgencia de abordar de manera integral las causas que propician la proliferación del sicariato en México, haciendo hincapié en la vulnerabilidad social, las deficiencias en el sistema de justicia y la necesidad de implementar estrategias efectivas para prevenir y combatir esta grave problemática en el país.
Se vislumbra, que las deficiencias en el sistema judicial y de seguridad deben ser atendidas con prontitud para proteger a la sociedad y prevenir más actos criminales, incluir medidas para fortalecer la capacidad investigativa, mejorar la coordinación entre autoridades y reforzar los sistemas de prevención del crimen. Y desarrollar programas y políticas que no solo busquen combatir el crimen organizado, sino también abordar sus raíces profundas en la desigualdad y la marginalización; lo que sugiere, la relevancia crítica de adoptar un enfoque multidimensional y coordinado para enfrentar el problema del sicariato en México, enfocándose tanto en fortalecer el sistema de justicia y seguridad como en abordar las causas estructurales que lo alimentan.
Para abordar el problema del sicariato en México, son fundamentales reformas que garanticen la integridad y eficiencia de los sistemas judiciales y policiales; abordar las causas profundas mediante programas educativos, socioeconómicos y de reinserción social para prevenir que las personas se vean tentadas a unirse al mundo del crimen; trabajar de manera coordinada con otros países para combatir las redes de criminalidad que puede resultar crucial en la lucha contra el sicariato y otras actividades ilícitas; y fomentar, la confianza en las autoridades, promover la cultura de la legalidad y brindar espacios seguros para la participación ciudadana.
México requerirá de medidas integrales, que incluyan desde el fortalecimiento institucional hasta la prevención social y la colaboración internacional. La complejidad de la situación exige un enfoque multidimensional y una acción coordinada entre diferentes actores tanto a nivel nacional como internacional. Es urgente, si cualquier persona puede ser sicario, porque como dicen por ahí, no es humano el exterminio humano.