Desde hace dos semanas grupos del crimen organizado se disputan en la Sierra Madre de Chiapas y la Región Fronteriza. La tarde del sábado, se registraron al menos 13 bloqueos carreteros y movilizaciones de civiles presionados por grupos de la delincuencia
Chiapas Observa/Staff.- Chiapas es un polvorín a punto de estallar, publicó hace más de un año en el Periódico La Jornada, Luis Hernández Navarro. La violencia se multiplica de manera alarmante, escribió el periodista. Que grupos del crimen organizado organizan levas de jóvenes para engrosar sus ejércitos. Y miles de desplazados viven en el monte o en poblados provisionales, mientras los cárteles pelean a sangre y fuego por el control de la frontera con Guatemala.
Luis Hernández analiza que es una violencia diversa alimentada por la combinación de conflictos ancestrales y nuevas disputas ligadas a la tierra, el comercio y los narconegocios. Que a pesar de la presencia del Ejército y la Guardia Nacional, las armas de alto calibre se consiguen con una facilidad asombrosa; y ante la inacción gubernamental, por todo el estado se multiplican paramilitares, sicarios, grupos de autodefensa y agencias de seguridad privada.
Navarro sostiene, que los grupos paramilitares cobijados por las autoridades, se han asociado al crimen organizado, que subroga sus servicios. Mientras las bandas que con frecuencia controlan el transporte local y las rutas en varias regiones, sirven a políticos locales. Que la “nueva familia chiapaneca”, que es la “vieja familia chiapaneca” reciclada, se ha imbricado profundamente con ellas. Y que lo mismo ha sucedido con una parte de los cacicazgos indígenas tradicionales, algunos de los cuales han incursionado exitosamente como polleros y/o narcos.
En ese contexto, algunos medios reportaron que desde hace dos semanas grupos del crimen organizado se disputan en la Sierra Madre de Chiapas y la Región Fronteriza. El periodista Isaín Mandujano publicó la tarde del sábado, que se registraron al menos 13 bloqueos carreteros y que no se podía entrar ni salir por ningún lado; que en la madrugada, se registraron movilizaciones de civiles presionados por ambos grupos confrontados.
Y que en tanto la población civil ha sido presionada a realizar bloqueos y mujeres y niños de diversas comunidades de los municipios viven horas de zozobra en las últimas horas, los cortes de cableado eléctrico para dejar sin energía a regiones, bloqueos de caminos con árboles tirados, derribos de postes de telefonía, cortes de suministro de agua, reclutamiento forzado y presión a civiles para bloquear caminos y carreteras, son algunas de las estrategias del crimen organizado en su lucha por el control del territorio en esta región de la Sierra y la Frontera.
Que según reportes lanzados desde todos lados por los pobladores de la región, civiles armados obligaron a los hombres de los municipios de Siltepec y Honduras de la Sierra para acudir a bloquear las carreteras en los límites del Municipio de Chicomuselo; mientras la situación que prevalece en esos lugares, es de incertidumbre y ha puesto en peligro la vida de civiles que fueron obligados a asistir a esos enfrentamientos entre grupos rivales.
Al nivel que ha llegado hasta ahora la situación en Chiapas, sin caer en la desinformación o en una narrativa sesgada ni tampoco en un relato sensacionalista y alarmista que pueda distorsionar la realidad, es fundamental indagar sobre las causas profundas de la violencia en Chiapas, incluyendo factores históricos, políticos, económicos y sociales, así como identificar las instancias responsables de mantener o empeorar la situación.
Se observan diversas perspectivas, como la necesidad de abordar las “raíces del conflicto”, profundizando en el análisis de las causas estructurales que han contribuido a la escalada de violencia en esa región y en todo Chiapas; de igual forma, examinar de manera crítica la eficacia de las estrategias de seguridad implementadas por las autoridades. Además, la participación ciudadana y la solidaridad entre comunidades pueden jugar un papel crucial en la generación de alternativas y soluciones, así como promocionar el diálogo y la negociación entre los actores involucrados en el conflicto, con el objetivo de buscar acuerdos pacíficos y sostenibles que atiendan las demandas de las comunidades afectadas.
Las perspectivas sugieren la necesidad de un enfoque multidimensional e integrativo, que permita comprender la complejidad de la situación en Chiapas, donde la violencia ha alcanzado niveles alarmantes y se observa una multiplicidad de actores y conflictos entrelazados. Abordar las causas estructurales del conflicto, fortalecer las estrategias de seguridad y prevención, fomentar la participación ciudadana y la solidaridad comunitaria y facilitar el diálogo y la negociación entre actores clave, son propuestas de solución concretas que podrían contribuir a abordar de manera integral la compleja situación de violencia en Chiapas, reconociendo la diversidad de factores involucrados y promoviendo enfoques colaborativos y sostenibles para la construcción de paz y justicia. Porque de ser un polvorín, la situación en Chiapas se está convirtiendo en una pólvora cruel, caótica y asesina, que toma fuerza no solamente en esa región sino en todas partes del estado y de diferentes formas.