El gobernador Eduardo Ramírez Aguilar, ha ratificado su compromiso de impulsar el programa más ambicioso de alfabetización en la historia del estado.
Su objetivo es erradicar el analfabetismo en Chiapas y convertirlo en un estado que supera los rezagos en materia educativa.
Para lograr esto, planea involucrar a jóvenes egresados de bachillerato y educación superior para que apoyen la enseñanza de la lectura y la escritura a aquellos que no saben leer ni escribir.
Lo anterior demuestra el compromiso de un gobernador que venido de la cultura de esfuerzo, entiende y es sensible a las necesidades del pueblo, apostar a la educación es aportar a un mejor futuro para nuestra entidad, es sembrar una semilla de esperanza certera que dará frutos abundantes y abrirá la posibilidad de que por fin, Chiapas pase de ser uno de los Estados con mayor marginación a un ejemplo nacional en ascenso y desarrollo.
La meta no es fácil. Para esto, requiere que los responsables de esta tarea, prioricen un enfoque integral y coordinado entre diferentes actores, garantizando el acceso a la educación básica de calidad para todos los niños y niñas en Chiapas, especialmente en áreas rurales y marginadas.
Se deben implementar además programas de alfabetización específicos para adultos, que se adapten a sus necesidades y horarios, explotando al máximo el acceso a las ya no tan nuevas tecnologías de la educación (Tic’s), como aplicaciones móviles, plataformas en línea y radios comunitarias para llegar a una audiencia más amplia y hacer que la alfabetización sea más accesible.
Esto no será posible sino se involucra a las comunidades locales en la planificación y ejecución de los programas de alfabetización, para asegurarse de que se adapten a las necesidades y contextos específicos. Capacitar a los maestros y educadores en métodos y técnicas de enseñanza efectivas para la alfabetización.
Eduardo Ramírez Aguilar tiene claro que se necesita proporcionar recursos y materiales adecuados para la enseñanza y el aprendizaje, como libros, materiales didácticos y tecnología; establecer un sistema de evaluación y monitoreo para medir el progreso y la efectividad de los programas de alfabetización; fomentar la colaboración entre instituciones gubernamentales, organizaciones no gubernamentales y la sociedad civil para apoyar los esfuerzos de alfabetización y asegurar la inversión y el financiamiento necesarios para apoyar estás tareas y garantizar su sostenibilidad a largo plazo.